9.5.09

Rimel corrido, dolor de cabeza...tostada quemada...
No me gustan el olor de los geranios.



1 comentario:

  1. Cuando perros adiestrados para morderme me atacan y los coches se estrellan para implicarme en una frenética trama del absurdo onírico, me veo muy sólo al despertar. Por algo me zumbó el oido derecho antes de dormirme.
    El teléfono se quedó mudo y un folleto de publicidad me da la opción de canjeo.
    La espalda me duele hasta las costillas y pienso en Antonio Vega con su muerte pulmonar, la hipocondría está latente en cada pinzamiento.
    Pienso en matar en el trabajo antes de morirme yo, pero sólo sería el inicio de mi muerte individual. Porque sería aceptar el compañerismo lúdico virtual. Es que... este libro no me explica nada claro. Libertad, me habla de eso y sólo me habla de teorías fracasadas y héroes fracasados.
    El caos y el vacío están aquí, pero se han disfrazado de rutina y ¿que puedo hacer si todos hacen cola para vivirla?
    Dame la solución Zahira, cómo siempre haces.
    Yo te imagino en un mapa con la cabeza apoyada a la ventanilla de una nave llena de monstruos de latex que quieren que andes con los pies torcidos o sin tocar el suelo.
    Y yo ya vuelvo a pensar en un nuevo sueño que me haga vivir lo que no vivo.

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