Anais Nin
...Cuando quedas atrapado en la destrucción, debes abrir una puerta a la creación. Sólo me importa mi propio juicio. Soy lo que soy...Anais Nin.
Hace diez años, hice uno de mis primeros viajes a Londres, que siempre recordaré como uno de esos viajes que te cambian la vida...
Aparecí en casa de Montse, destrozada por la barbarie y la moralidad...cometí el pecado de ser libre, cada día que amanecía, cada beso que daba, cada palabra que decía...Trás el destrozo, de mi alma, intente armarme de valor, y volver a recomponerme en pedazos...
Allí, conocí a Anais Nin, que sería mi compañera de viaje.
Leerla, me sirvió para reencontrarme.
Sentía que alguién entendia lo que yo sufría, en silenció.
Tan, grande fue, la hermandad, entre ella, y yo, que años, mas tarde...adapte, uno de sus diarios, para dramatizar aquella escena, en la que Anaís, pare un hijo muerto.
Ahora, el tiempo ha pasado, y muchos de aquellos vacios, que me pertenecían, aun me persiguen.
Tal vez me quede, encarcelada en la adolescente, que leia, enfrente de la Modern Tate Galery, junto al Thamesis.
Tal vez en este tiempo, no he hecho más que huir de mi misma.
No lo se.
Anais Nin
(1903-1977) Nació en Neuilly, cerca de París, Francia, el 21 de febrero de 1903, su madre era franco-danesa llamada Rosa Culmell y su padre había nacido en Cuba de nombre Joaquín J. Nin, con el que mantuvo una relación incestuosa.A los 11 años emigró a Estados Unidos con su madre y recibió la mayoría de su educación allí. Novelista y escritora de historias cortas, Nin era virtuosa y dedicada, pero nadie lo supo sino hasta 1960, cuando mostró al mundo sus diarios; estos fueron tomados por las feministas contemporáneas como ejemplo de una mujer independiente que sobrevivió a los prejuicios de las décadas pasadas.. Según Henry Miller, había descubierto una literatura femenina y sería la única mujer capacitada para romper con la escritura tradicionalmente patriarcal. Sin embargo, es la opinión de un hombre…
Yo soy todas las mujeres de mis novelas, pero además soy otra mujer que no aparece en ellas. He tenido que escribir. He tenido que escribir sesenta volúmenes de mi diario, hasta este momento, para poder contar algo en mi vida. Al igual que Oscar Wilde, en mi obra sólo puedo volcar mi arte, y en mi vida, mi genio. Mi vida es imposible contarla. Cambio con el transcurso de los días, cambian mis designios, mis conceptos, mis interpretaciones. Soy una serie de estados de ánimo y de sensaciones. Interpreto un millar de papeles. Y lloro cuando descubro que otros los interpretan por mí. Desconozco mi yo verdadero. Mi obra es meramente un extracto de esa vasta y profunda aventura. Creo un mito y una leyenda, una mentira, un cuento de hadas, un mundo mágico, y al propio tiempo creo otro universo que se desmorona diariamente y me hace que me sienta como si siguiese los pasos de Virginia Woolf. He intentado no ser neurótica ni romántica ni destructiva sino, quizá, todas y cada una de esas cosas disfrazadas(...)
… En el fondo, todas las mujeres son putas y quieren que se las trate como putas…¡Mezclado con un poco de adoración!...
Anais Nin, icono feminista, años 20 y 30, tras su matrimonio con Hugo Guiller, mantiene relaciones, con Henry Miller, y su mujer June, ella, mostrara, un amor incondicional, por Henry, aunque toda su vida estrá envuelta, por los encuentros amorosos, entre sus psicoanalistas, y varios jovenes artistas homosexuales.
Vivió como quisó, e hizo lo que quería.
En la década de los 40, Anaïs Nin y Henry Miller sobrevivieron un tiempo escribiendo cuentos eróticos para un hombre que les pagaba por página. Este cliente que se hacía llamar El Coleccionista, permaneció siempre anónimo, llenando de indignada curiosidad a los dos grandes autores que prestaron su talento y su pluma para satisfacer sus caprichos. Este coleccionista de pornografía no apreciaba el estilo y en repetidas ocasiones les exigió que se ?saltaran la poesía? y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le interesaba. Anais Nin le escribió una carta en la que define magistralmente la esencia del erotismo.
Querido Coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. Se convierte en un fastidio. Ud. nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasías, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.
No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra.
Si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sexualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo extinguirse su llamita asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama: El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, velos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historia, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino.
¿Sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto, usted chilla : ¡Sáltense la poesía! No hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡Qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madurez y la inocencia, perversión y arte...!
Nos hemos sentado durante horas preguntándonos cómo es usted.
Si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. Hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndola. Sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos pueden crear éxtasis.?
5.12.08
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