Un muerto.

Impaciencia, ¿por qué persistes?
Cuantás veces te he dicho que cerrararas la maldita puerta, no me importaba, escuchar un tremendo estruendo que hiciera, tambalearse, los cimientos de la casa, n los azules pasteles de la pintura plástica del techo se descascarillasen.
No me importaba utilizar la misma prenda de vestir, durante días, o que el pelo, humedeciera por la grasa que acumulandose, simulaba a peluca de alisado permanente africana.
No me importaba, que la cuenca de mis ojos enverdecieran, por pasar decenas de horas frente al televisosr.
No me importaba, no ser capaz de salir del sillón, mordiendome las uñas, de las manos y de los pies, escupiendolas, en algún rincón.
No me importaba, la figura hundida que representaba.
Era solo un cuerpo, cansado...un cuerppo cansado.

Hoy camino hacía el curso, ví un muerto, no ha sido el primer muerto de mi vida, pero se trataba de un muerto.
Sali del metro de Gran Via y ahí estaba, en mitad del cruce, tumbado boca abajo, a un palmo del suelo, con las gafas rotas por el impacto, del asfalto, pero aún puestas...debajo un charco de sangre.Y su cuerpo, rígido como la mojama.Rigor Mortis, le llaman.
Parecía, como si hubiera decidido aterrizar con su barriga en el asfalto, y fuera a decir aún algo.
No sentí compasión.
Por vez primera vi en el otro la separación del cuerpo y del alma.
Por qué su alma, allí no estaba y con el no había muerto para siempre de eso estoy segura.
Era un traje, que de forma apresurada, había decidido dejar, porque llegaba tarde, algún tipo de evento más importante, estoy segura.
Nadie se va d eeste mundo dejandose las gafas puestas...creo que realmente había quedado.

Que díos le bendiga.Yo le bendigo.

Librarme de la pesadez que siento a veces en los párpados,
de los estímulos pasajeros que vuelan hasta lo alto de la copa de los árboles.
No más túneles siniestros, en donde corriendo me golpeo contra las paredes,
mientras amoratada descubro, que ya no soy mas.

No puedo decir, mas cuanto tiempo sin sentirlo.
No mas, adióses sin sentido, no mas holas que tal estas, no mas juicios de desconocidos, y no nacidos, dentro de mi ser.
No mas perjurio.
No mas mentiras, no mas trazos, de ingenuidad, y victimismo.
No mas miseria, no mas intrigas, no mas postureos incómodos...
Eramos.
Somos.
Tribulaciones idiotas.
Para que?
Para nada.
Ahora muero un poquito.
Otra vez.